Por Tatiana Schapiro | 16 de Febrero de 2020.
— “Estrella de mil telenovelas”, se leía en la emblemática tapa de Playboy que hiciste en los 90. ¿Cómo te animaste a hacerla?
— Yo trabajaba para las mujeres. Me acuerdo que en la primera novela que hice tenía que ser chata: no podías tener lolas. Éramos asexuadas, de alguna manera; después vino otra etapa. Al haber trabajado tanto tiempo para mujeres para mí (esa tapa) fue un riesgo. Tuve que trabajar mucho en el físico, pero básicamente trabajé mucho en mi manera de pensar. Además en esa época no había Photoshop.
— ¿Y cuando te encontraste con la revista?
— Me habían dicho: “Ojo que hay una diferencia entre que encuentres la foto...”, porque yo elegía la foto junto al director, pero no me metía en la tapa porque yo de eso no sabía.
— Pero sí autorizabas cuáles te gustaban y te parecían correctas estéticamente.
— Sí. Discutimos mucho una foto que yo estaba con barro, y el director me decía: "Esa no”. “Sí, sí, está buena”, le decía yo (risas). Me acuerdo que me dijo: “Ojo que cuando pases por el kiosco y veas la revista ahí…”. Yo hasta quería que estuviera enfundada, pero no. Y sí, fue un shock. Y fue un shock decirle a mi papá, un hombre de 50 años de teatro: “Acabo de hacer un desnudo”. Mi papá hizo una pausa y me dijo: “¿Es pornográfico?”. Le digo: “No, no, es un desnudo simplemente”.
— ¿Te costó hacer la producción?
— Fue muy gracioso porque nunca había hecho un desnudo, y lo que temían ellos era que yo dijera: “Bueno, no tan cerca, más lejos”. Y no, porque una vez que en mi cabeza me convencí de que eso estaba bien… Si Dios creó esto, ¿por qué tengo que avergonzarme? Una vez que eso estuvo resuelto, me acuerdo que ya en la primera foto me saqué toda la ropa. Todos se quedaron...
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