sábado, 26 de octubre de 2019

El arte de John Everett Millais: Mariana, 1851.

Por mucho que intente asimilarlo, no acaba de entrarme en la cabeza que John Everett Millais pudiese pintar así con tan solo 22 años, por muy niño prodigio que fuese. El chavalín rompió moldes cuando logró ser admitido en la Royal Academy, la escuela oficial de arte, con tan solo 11 primaveras. Los profesores babeaban ante el potencial de este pequeño artista que estaba destinado a convertirse en un gran genio. Pero la ilusión no les duró mucho, porque al final el chico se “torció” y se juntó con otros dos maleantes, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt, para crear una infame sociedad artística llamada Pre-Raphaelite Brotherhood (Hermandad Prerrafaelita).


Al ver hoy sus cuadros, nos resulta sorprendente este rechazo inicial por parte de la crítica. La técnica es perfecta y los detalles son de quitar el hipo. ¿Qué tenían estas obras para molestar tanto a los académicos? Principalmente, el color, que les parecía demasiado chillón y estridente. Y a veces también los temas representados, aunque no en este caso concreto. 

En este cuadro, Millais intenta sintetizar en una sola imagen el poema Mariana de Lord Tennyson (el que quiera puede leerlo en este enlace). La protagonista del poema y del cuadro es Mariana, uno de los personajes femeninos de la obra de Shakespeare Medida por medida. Estaba prometida a un tipo bastante ruin llamado Angelo que la rechazó cuando se enteró de que la dote de la chica se había perdido en un naufragio. Sin dinero, ya no le interesaba. El poema de Tennyson se centra en la larga espera de Mariana, encerrada en una pequeña casa en el campo, completamente sola, a excepción de un ratoncillo que aparece al final del texto y que Millais ha pintado correteando por el suelo.



En el cuadro de Millais, el paso del tiempo está simbolizado por las hojas otoñales que se han colado en la casa y por el paño bordado que está enrollado sobre la mesa, que le ha debido llevar meses de trabajo. Mariana deja momentáneamente la aguja y se levanta de su taburete para estirarse frente a la ventana, con las manos en las doloridas lumbares. Desde donde está, no puede ver el jardín, ese pequeño trozo de naturaleza, limitado por los muros de la tapia, que ha tocado en suerte. Lo que tiene delante de los ojos es la Anunciación de la vidriera. Este motivo iconográfico y el pequeño altar que vemos al fondo, podrían estar haciendo referencia a otro poema posterior de Tennyson sobre el mismo personaje, Mariana in the South, en el que la pobre chica se pasa los días rezando a la Virgen. 

A pesar de la dureza del tema representado, es un cuadro que enamora por ese contraste de colores vivos que tanto denostaban sus contemporáneos, por el precioso juego de luces y sombras y por la poderosa figura de Mariana, con esa pose tan natural y el rostro bellísimo, iluminado por la luz de la ventana, por el terciopelo azul oscuro de su vestido, que casi podemos tocar, por los pliegues y las arrugas del mantel o por ese cabello rubio, pintado pelo a pelo, que tan bien combina con los dorados de la pared. 

Y esto con solo 22 años… 

Para ver más obras comentadas de Millais, haz clic en este enlace.

El homenaje de Susan Herbert en su libro Pre-Raphaelite Cats.



Enlaces:
https://en.wikipedia.org/wiki/Mariana_(Millais)
https://www.elcuadrodeldia.com/post/162310860443/john-everett-millais-mariana
http://www.millais.org/mariana/
https://lostonfuture.wordpress.com/tag/john-everett-millais-mariana-1851/
https://atsunnyside.blog/2018/09/26/john-everett-millais-mariana-1851/
http://www.foroaudioyvideo.com/viewtopic.php?f=37&t=10987

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