lunes, 23 de marzo de 2020

#Cronenberg | M. Butterfly, 1993.

Textos: Por Paloma Chen | Febrero 2017.

La película “M. Butterfly” ha quedado como una de las grandes olvidadas del cine de David Cronenberg. Muchos la tachan de ser demasiado distinta del resto de su filmografía, pero una lectura atenta nos desvelará que no es así: género, transformación, identidad y androginia sexual explican qué vio Cronenberg en esta historia. Su relato, basado en una obra de teatro de David Henry Hwang con el mismo nombre e inspirada en hechos reales, aporta, además, datos muy interesantes acerca de la relación Oriente-Occidente y las construcciones de género, raza y cultura.


Jeremy Irons actúa como René Gallimard, un diplomático francés que durante los años 60 llega a Pekín. Allí, se enamora perdidamente de Song Liling, una cantante de la ópera china, con la que mantendrá una relación que se extenderá 20 años en el tiempo.

Sin embargo, en la ópera china las mujeres no pueden actuar: Gallimard ignora que Song es en realidad un hombre. Si bien esta entrada va a estar llena de #spoilers y es mejor que no la leas si quieres ver antes la película, no te preocupes: que Song sea un hombre no es una sorpresa. Al contrario, es más interesante que el espectador sepa que lo es. Y Cronenberg juega con eso.


¿Cómo es posible que en 20 años Gallimard no se entere de que Song es un hombre, si han mantenido relaciones sexuales, si Song se ha sacado de la manga un bebé inventado, si…? Es la atónita cara que se le queda al juez en la película, cuando Gallimard es juzgado por el gobierno francés por espía. ¿Por qué? La interpretación de Cronenberg es clara: porque él mismo no quiso darse cuenta. Su ignorancia es totalmente autoinducida.

El pecado de Gallimard es haber encontrado en Song la manifestación de la mujer perfecta: una mujer oriental, tradicional, bella, sumisa, con actitudes sociales (y sobre todo sexuales) reservadas, a la que Gallimard apoda Butterfly, en honor a la ópera de Puccini. Aún a pesar de que Song le explica al principio de la película en un magnífico diálogo que los chinos detestan esa historia. “Es muy… bella”, dice Gallimard. “Bueno, sí, para un occidental”, contesta Song.


Song Liling es una diva de la ópera interpretada por John Lone. Pese a sus suaves rasgos, John Lone probablemente no cuele como una mujer. Y Cronenberg lo sabe. Pero la perturbación de Gallimard continuará; al director no le interesa engañarnos hasta el final. Es más interesante observar la autodestrucción y decadencia de Gallimard en el entorno de una China idealizada, un país donde se hacen las cosas de manera distinta, donde abundan escenas (por supuesto romantizadas) de recogida de luciérnagas, contacto con la naturaleza, o maravilloso picnic en la Gran Muralla China.

Gallimard cree comprender a los chinos, y así se lo hace saber a sus superiores en cuestiones de política internacional: los orientales se ven tremendamente atrapados por la atracción que sienten por los occidentales. Gallimard cree que tiene poder, que domina en su relación con Song. Pero no es así.


El protagonista tiene, desde fuera, una visión estereotipada de una cultura, de cómo debe ser una cultura, de cómo debe ser una mujer, y de cómo debe ser una mujer asiática. Se piensa aceptado por esa cultura y por esa mujer. Nos enamoramos de una idea de persona. La obsesión de Gallimard se basa en un sueño de amor exótico y emocionantemente nuevo. Una cultura que a priori le fascina y que contrapone a la suya propia, llena de mujeres poco sutiles y sexualmente vulgares.


Al final de la película, cuando Gallimard es enjuiciado y termina en prisión porque ha traicionado al gobierno francés por Song, solo entonces, es plenamente consciente de que Song es un hombre. Pero el engaño de Song en realidad es el propio engaño de Gallimard. Y el final, de una fuerza dramática insuperable, coloca al mismo protagonista, esta vez, en el papel de Butterfly. Se suicida por la terrible ilusión del amor, un amor irreal por el que Madama Butterfly, en la ópera, se suicidó.

Mientras en la ópera la mujer oriental muere por el marino occidental; aquí, el occidental muere por la oriental. Y los papeles son intercambiados: Gallimard, vestido como una mujer asiática que exclama “¡es mejor morir con honor que vivir con deshonor!”, ejecuta un harakiri.


Ambos, amores ilusorios en que nuestra mente, nuestro proceso cognoscitivo, adjudica valores, roles, y establece relaciones de poder que duran, no hasta que uno de los dos quiera, sino hasta que la fantasía estalla cuando la realidad se la come. Porque Song tampoco quería que acabase nunca. La fantasía ha podido con los dos: Song se ha creído esa mujer de la que Gallimard se ha enamorado, y así, ella también se ha enamorado de Gallimard. La fantasía es compartida. Y el despertar a la realidad es duro para ambos.

Gallimard crea una realidad alternativa basada en estereotipos neocolonialistas y de género en favor de su propio beneficio. Adjudica ese papel de mujer oriental a un hombre que también construye esa misma realidad alternativa a su favor: por sus costumbres conservadoras en cuanto al sexo, su misterio, belleza, por ejemplo, consigue seducir y descubrir secretos de estado. El protagonista ama a una mujer creada e inventada por un hombre.

En RARBG:
M.Butterfly.1993.WEBRip.x264-ION10
M.Butterfly.1993.1080p.AMZN.WEBRip.DDP2.0.x264-QOQ
M.Butterfly.1993.720p.AMZN.WEBRip.DDP2.0.x264-QOQ

Enlaces:
https://rarbgunblock.org/torrents.php?search=%22David+Cronenberg%22+x264
https://wildbananablog.wordpress.com/2017/02/11/m-butterflyde-cronenberg-la-estereotipacion-oriental-y-de-genero/
https://celuloideconalma.wordpress.com/2019/01/26/m-butterfly-david-cronenberg-1993/

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